El camino hacia la autoafirmación

Dejar de ser o no ser para ser …
Desear sin condiciones …
Pertenecer siendo y no pareciendo …

Este post simplemente pretende exponer de una manera consciente como las personas LGTBIAQ+ transitamos por un camino a veces tremendamente complejo, cuyos obstáculos y dificultades se asemejan a los recovecos y piedras propias de un sendero que nos lleva a algunos parajes muy diversos; desde una playa, a un bosque, una jungla o incluso a un laberinto donde no encontramos la salida, por que con esta comparativa quiero reflejar lo importante que resulta el espacio y tiempo que nos alberga; el entorno-sociocultural donde nacemos y crecemos es crucial.

Por otro lado, quiero resaltar de manera importante, la palabra Proceso, la cual viene del latín processus, formado por pro («adelante») y cadere («caminar»), haciendo referencia a la acción ir hacia delante, avance, marcha, progreso y desarrollo.

Pero todo camino requiere un destino, una meta, un lugar donde llegar, yo lo llamaré “Autoafirmación”, concepto que hace referencia a la capacidad para sentir y expresar de manera libre y asertiva aquellos aspectos de la personalidad que nos identifican y nos hacen únicos.

Por lo tanto, el proceso o camino hacia la autoafirmación y autenticidad hace referencia a la acción de ir hacia delante, avanzar, y progresar de manera libre y asertiva con respecto a nuestra identidad LGTBIQA+ construyendo una identidad personal autentica, logrando ser quien somos y queremos ser y no ser quien los demás quieren que seamos o dejemos de ser.

Echando la vista atrás y haciendo uso de la reminiscencia, os invito queridos lectores a que cerremos los ojos durante un par de minutos y vayamos juntos a aquel momento en nuestra infancia, adolescencia o juventud en el que experimentáis de una manera consciente que hay un sentir diferente o simplemente tu atención se desvía de alguna manera a los chicos en vez de a las chicas.

¿Recuerdas si siendo niños te mostraste un tanto rebelde con la asignatura “Roles y estereotipos de género cisheteronormativos? Yo lo fui porque como niño me mostré autentico, tal vez lo fui más que nunca, no me gustaba el futbol, los coches, las cosas para chicos, prefería estar con las chicas y sobre todo jugar con ellas. Recuerdo en ese momento, ser quien quería ser, hasta que el paraje idílico se tornó oscuro casi negro, mi autenticidad y mi inocencia empezó a resquebrajarse y a desintegrarse, aquel niño que fui empezó a dejar de serlo, porque por ende estaba siendo una excepción non grata por una mayoría social víctima del entorno sociocultural que imperaba en esos momentos.

Dejé de ser el niño que pude ser, para ser el adolescente y joven adulto que no pude ser.

Con el tiempo desde un punto de vista personal y profesional no sé qué fue más traumático si lo vivido, o lo no vivido. ¿Cómo hubiese sido yo como adulto, si hubiese vivido una infancia y adolescencia normativa, sin miedo, sin culpa, sin vergüenza, sin rabia?

Atravesé mi adolescencia de puntillas, sin conocer, sin gustar, sin sentir, sin capacidad para desear y a la vez sentirme deseado, fui invisible para mí mismo, renuncie a ser y deje de pertenecer para encajar.

Recuerdo vivir con temor la posibilidad de solo imaginar mi vida inmersa en una ambivalencia constante de lucha interna entre el debo y el quiero, entre el deseo y la normatividad, llegando a sentir como si me hubieran diseccionado el cuerpo del alma.

Empecé a construir una sexualidad y una identidad desde el defecto y el prejucio, desde la vergüenza de ser, y la culpabilidad por hacer o no hacer acojonado de miedo porque los demás vieran mi defecto y me rechazasen por desear el cuerpo equivocado. Ahí empezó mi autoexigencia y la sobrecompensación para encajar y estar alineado en la normatividad.

Empecé a romper paredes de hormigón hechas de prejuicios, temores, falacias, mitos y creencias, mientras el deseo y la curiosidad me llevaba a explorar integrar y construir otra realidad paralela. ¡Bendita sexualidad, que inteligente fuiste, eres y serás para algunos afortunados que nos dejamos llevar, sorprender y entusiasmar ¡Mientras una pared bien tosca iba cayendo, otra justamente enfrente emergía con más fuerza y autenticidad!

¿Lograste derruir esa pared de hormigón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Estás en ello? Tomate el tiempo que necesites para hacerlo, ello forma parte de tu proceso y como tal te pertenece solo a ti.

El proceso de autoafirmación de cada uno de nosotr@s aunque la diferencia esté en los matices y las peculiaridades de cada uno, como comunidad compartimos dudas, miedos, emociones como el enfado, la vergüenza, la rabia, tristeza, sorpresa, asco, y demás mierdas y miserias, junto con la curiosidad, el deseo, el placer etc., que en ese momento uno va metiendo en ese armario de nuestra psiquis, dominada en ese momento por el caos y libre albedrío. Solo era cuestión de ir sacando todo aquello que ya no sirve, que molesta, que ya no te gusta, que te queda grande o pequeño, o simplemente no te es útil, siempre y cuando tus tiempos y no los de los otros junto con tus circunstancias y no las suyas te lo permitan. A veces para ganar hay que perder, para avanzar hay que cuestionar, para fantasear hay que desear y para vivir hay que arriesgar.

He de reconocer que en mi caso compagine durante mucho tiempo la normalización de mi orientación sexo afectiva con entornos que percibía poco seguros, donde mi vida afectiva, mi vida sexual y mi vida privada no estaban presentes, quedando totalmente franqueada por cañonazos de silencio, de miedo e incluso de pánico.

Realicé una introspección muy concienzuda y compleja sobre mi propio proceso de afirmación. Y me di cuenta de que conviví durante mucho tiempo con dos realidades muy dispares. En ese momento paré y vino a mí el bendito cuestionamiento una vez más, empecé a dejar de ser para empezar a ser. La poca vergüenza y el miedo que aún quedaba encallado en mí, lo cambié por el orgullo de ser quien soy y quien quería ser, es ahí donde comencé a acariciar con las yemas de mis dedos la autoafirmación plena y con ello alcanzar mi propia autenticidad, ese superpoder que todos tenemos, pero no vemos para empezar a ser y no parecer…

¿lograste ver tu superpoder?

Catarsis de un Psicólogo MariKa

Fran Pardo Muñoz

Últimas noticias